En el pasado, en Alemania las palabras turismo sexual se asociaban a personas autóctonas que volaban hacia destinos más soleados en busca de placeres por poco dinero.
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Aparte de ser y de haber sido una de las potencias más consolidadas en la economía europea, Alemania también es conocida por ser una de las sedes europeas del turismo sexual. Personas provenientes de países vecinos, así como de América o de países arábes, deciden venir a retozar a los burdeles alemanes.
En 2002 entró en vigor una ley aprobada por la coalición entre los socialdemócratas alemanes y el partido de los Verdes, que pretendía mejorar la posición y situación de las prostitutas. Desde entonces la prostitución ya no se ve de forma tan inmoral. Las prostitutas tienen derechos respecto a los pagos por sus servicios y tienen la opción de darse de alta en la seguridad social y en el paro. Pero a la vez que se les otorgaron estos derechos a las prostitutas, ésta situación también provocó la apertura de más burdeles, lo cual ha causado que algunos críticos califiquen al país germano como el “puticlub” de Europa.
La coalición que lidera el país desde finales 2013, formada por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el partido Socialdemócrata Alemán pretende cambiar la situación. Ambos se han unido en favor de una ley que protegerá mejor a las prostitutas frente a la violencia y los abusos. Para ello deberán de inscribirse, usar preservativos de forma obligatoria y realizarse chequeos médicos frecuentes. En cuanto a la apertura de nuevos burdeles, estos deberán contar con una licencia oficial y los dueños deberán probar su fiabilidad.
Nadie sabe de forma concreta cuántas mujeres se prostituyen en Alemania. Las estimaciones afirman que unas 200.000 ofrecen sus servicios a un millón de “clientes” y que hay unos 3000 prostíbulos en las fronteras alemanas.
Sólo en la capital del país, se estima que hay entre 6000 y 8000 trabajadoras de la noche, de las cuales un 70% tienen un pasado relacionado con la inmigración. Muchas de ellas provienen de hogares pobres de países como Bulgaria o Rumanía atraídas por la falsa promesa de una vida mejor.
Si con esta ley se podrá acabar o por lo menos reducir la trata de blancas, se pone en duda. La creadora de la revista feminista “Emma”, ferviente defensora de los derechos de las prostitutas, afirma que existe un “compromiso muy vago” con esta causa. En un artículo de la revista “Der Spiegel” se proponía que se castigara y sancionara a los “clientes” como se hace en Suecia. Pero según la estimación de la periodista Rita Knobel- Ulrich, esta sanción no ha conseguido reducir la prostitución en Suecia sino que dicha práctica se haga invisible y sea sepultada, pero que siga viva.
Al tener que darse de alta, se podrá confirmar si las prostitutas ejercen de manera voluntaria o no. El hecho de que se cree esta ley no significa que el turismo sexual alemán vaya a ser menos atractivo. ”Los extranjeros pueden seguir comprando sexo sin ningún tipo de peligro”, afirma Knobel- Ulrich.
Fuente dpa, 20.02.2015
