sábado, abril 20, 2024
InicioActualidadEl sentimiento de libertad en el emigrante

El sentimiento de libertad en el emigrante

seagull-164287_640

 

“Creo que todos buscamos lo mismo no sabemos muy bien que es ni donde está oímos hablar de la hermana más hermosa que se busca y no se puede encontrar”

Andrés Calamaro “La libertad”

 

1.      Introducción: Los aspectos  positivos de emigrar

Hace unos días me comentaba una persona residente fuera de España que los artículos publicados sobre los proceso psicológicos que se dan en la emigración y su repercusión en las personas  eran interesantes pero que siempre remitían a aspectos negativos.  Reflejó en un comentario que ya es duro estar fuera y además leer y pensar sobre estos aspectos. Creo que tenía razón. Uno de los fallos de cualquier psicólogo es ver, analizar y reflexionar siempre sobre los aspectos negativos de una situación, una persona o un acontecimiento. Quizá  sea el principal defecto de esta profesión. Como defensa ante  este defecto, explicar que la intención es ayudar a salir de esas situaciones, por eso nos detenemos tanto en lo negativo y pocas veces nos fijamos en lo positivo. Para cambiar esa visión negativista, este artículo pretende ensalzar uno de los aspectos positivos que tiene emigrar y que quizá mucha gente experimenta nada más emprender el viaje, cuando deja atrás su contexto vital y también su pasado. Es el sentimiento de libertad asociado al cambio de vida. La libertad del emigrante.

En el proceso de emigrar podemos llegar a sentirnos libres de experimentar en la nueva vida

Emigrar conlleva dejar atrás un contexto vital al que hasta ese momento se estaba unido: familia, amig@s, pareja, los lugares donde crecimos, aprendimos o experimentamos,… . Y este dejar atrás tendrá momentos negativos (ver Síndrome de Ulises) pero también positivos. Entre los aspectos positivos podemos destacar esas sensaciones agradables que podemos  experimentar cuando llegamos a nuestro lugar de destino: sentimiento de que cualquier cosa es posible, que se está abierto a un nuevo mundo de posibilidades, de oportunidades y que nos vemos con la capacidad de comenzar una nueva vida. Es como si volviéramos a revivir y ese sentimiento nos llena y nos anima a seguir adelante. En definitiva, nos sentimos libres de experimentar en esta nueva vida. Eso sí, todo esto ocurrirá cuando la persona deje a un lado la sensación de verse obligado por las circunstancias y se fije más en las posibilidades que se le abren por el importante paso que ha dado al salir de su contexto vital.

2.      El sentimiento de libertad.

Para  hablar de libertad, habrá que profundizar  en este concepto tan complicado de definir y sobre todo “de encontrar” (como dice Andrés Calamaro). Habrá que acercarse a lo que implica para el ser humano y en qué circunstancias la persona experimenta este sentimiento. Lo haremos de forma breve, aunque si se quiere indagar sobre el tema una posibilidad es acudir a los textos referidos en la bibliografía.

Ayudándonos de las ideas filosóficas de Xavier Zubiri (1944), podemos definir La libertad como: “La elección de realizar lo que uno piensa  o cree que es lo propio”. Ante varias posibilidades externas, elegiremos aquella que mejor se ajusta a lo que somos, a nuestros valores, creencias y fundamentos existenciales.

 

Dejando a un lado la definición, difícil de concretar, el concepto de libertad es uno de los temas más estudiados en la psicología humanista, ya que gracias a este, la persona siente vivir en plenitud, satisfacción y  logro personal (Rogers, 1975). Sin este sentimiento podemos caer en estados de enajenación, depresión o ansiedad (Fromm, 1947). Pero para  poder tener este sentimiento es necesario tener en cuenta un aspecto fundamental: Que la libertad es siempre relativa a algo, no puede ser absoluta. Si soy libre de algo por otra parte estaré determinado o unido a algo. En este sentido, cuando la persona siente libertad es que aquello que le determina, que le gobierna, que le dirige, es ella misma. La libertad del ser humano respecto al exterior proviene de un conocimiento profundo de sí mismo y de lo que le rodea, en donde cada decisión en su vida estará fundamentada por lo que es y no por entidades externas a sí mismo. La persona elegirá en cada momento según sus determinaciones.

En los casos en que no sentimos  esa libertad se debe a que hay algo externo  a lo que hemos dado poder y que está decidiendo por nosotros o que nos está determinando nuestro  hacer, sentir o pensar. Y no me refiero solo a personas, sino también a aspectos como el reconocimiento social, los miedos, el poder, el dinero o simplemente “que nos acepten o no nos rechacen”. En este caso poco a poco iremos sintiendo que no tenemos control sobre nuestra vida, que se nos escapa, incluso podemos llegar a sentir que es absurdo o sin sentido lo que hacemos. Así pues, el sentimiento de libertad se lograr cuando experimentamos que somos realmente nosotros mismos cuando existimos, y  que no existimos bajo miedos, presiones, chantajes, obligaciones,…expresando libremente lo que somos.

3.      El peso de nuestro pasado en el presente

Cuando estamos viviendo en nuestro contexto de origen, nuestra vida anterior “pesa en el presente”. La persona necesita sentir en su desarrollo madurativo que forma parte de ese contexto (formar parte de la familia, amig@s, compañer@s,…), pero  en cierto modo algunas veces nos sentimos forzados a seguir siendo como somos y a hacer lo que hacemos por ese contexto. Nuestra forma de ser  se ha ido forjando a lo largo de los años y nuestros familiares y amigos nos recuerdan en muchas ocasiones quiénes somos y cómo somos según una mirada externa y no la propia, la nuestra. Son etiquetas o roles forjados a lo largo de los años, que forman parte de nuestra identidad y modo de comportarnos: el buen hijo, la rebelde, el chistoso, la tímida, la responsable…Estos roles, que tenemos con nuestra familia y amigos, por un lado nos hacen sentirnos seguros en ese grupo cercano, sabemos cómo tenemos que actuar y en cierto modo sabemos que esperan de nosotros, pero por otro lado nos podemos sentir atados y obligados a seguir teniendo esos roles y esa identidad. En este sentido nuestra forma de ser puede estar configurada por “lo que espera el mundo de nosotros” y no por lo que somos. Es cuando podemos no sentir la libertad de ser realmente nosotros.

 

4.      Redescubrimiento de uno mismo y la individuación en el emigrante

Pero al emigrar, comenzar una nueva vida y  salir de ese contexto original se produce “El Redescubrimiento” de uno mismo. Empezamos a fijarnos más en nuestras capacidades, recursos,  valores, creencias y en definitiva en lo que somos para elegir nuestro camino emprendido como emigrantes y de este modo descubrimos aspectos que hasta ese momento estaban ocultos por “las etiquetas y roles” sobre nuestra forma de ser. Ya no habrá nadie que nos recuerde lo que supuestamente somos y comenzaremos a experimentar aquello que realmente somos. Es el sentimiento de libertad, al experimentar “ser más uno mismo”.

Informe a un ideal externo y en favor del reconocimiento social.  El ser humano en su desarrollo madurativo necesita formarse como persona independiente y autónoma capaz de decidir por sí mismo y este proceso se logra cuando hay una desvinculación psicológica de las figuras parentales o educativas, que se generalizan a los grupos sociales según vamos creciendo. En la salida del hogar, la persona se vuelve a descubrir en ese proceso de separación, reforzando su “yo” que le hará captarse de forma más plena.  Emigrar en los años de maduración nos puede ayudar a lograr esa individuación y a sentirnos más plenos, independientes, autónomos y libres en nuestra vida.

 

 

5.      Conclusiones.

Hasta ahora habíamos visto aspectos negativos de la emigrar, pero existen también aspectos muy positivos en esa salida de nuestro contexto vital. En el  desarrollo personal, emigrar nos acerca a un sentimiento de libertad, a la  idea de posibilidad de cambio de nosotros mismos, de superar aspectos que necesitábamos superar y de cambiar aquello, que no nos gustaba. Podemos comenzar de nuevo, podemos reiniciarnos y redescubrirnos de nuevo. Y todo esto hay que aprovecharlo, ya que pocas veces alguien tiene esa oportunidad de volver a descubrirse como lo tiene la persona que emigra.

Autor: Sergio Delgado Somodevilla
Psicólogo. Nº Colegiado CA-714
Consulta psicológica online.
www.psicologiaenlared.com

Igualmente, si tienen alguna consulta de este tipo, le animamos  a que se ponga en contacto con nosotros en info (at) destinoalemania.com . Trataremos de solucionarla de la mejor forma posible. Incluso consultando a los expertos.

Bibliografía:

–          Fromm, E (1947). El miedo a la libertad. Barcelona. Paidos Ibérica.

–          Rogers, C. (1996). Libertad y creatividad en la educación. Barcelona. Paidos Ibérica.

–          Zubiri, X (1944). Sobre el sentimiento y la volición. Madrid. Alianza Editorial.

 

Tanto como si te ha gustado como si no, puedes dejar al final un comentario o votación del artículo.

Eso nos ayuda a seguir mejorando.

 

- Advertisment -