viernes, marzo 29, 2024
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Historiador: La I Guerra Mundial también transformó América Latina 

América Latina no fue escenario de la sangrienta guerra de trincheras que asoló Europa de 1914 a 1918, pero la conflagración también dejó su impronta en el subcontinente, dijo en charla telefónica con dpa Stefan Rinke, historiador alemán y autor de un libro sobre un aspecto poco conocido de la Gran Guerra.

dpa: En estos días se recuerda fin de la Gran Guerra, que cambió el mapa de Europa y el de Oriente Próximo y que dejó una huella imborrable en África. ¿Cómo se vivió el conflicto en América Latina?

Rinke: Todos los Estados latinoamericanos trataron al principio de preservar su neutralidad. Creían que se trataba de una guerra europea y pensaban que acabaría pronto (…) Pero rápidamente quedó claro que no se podrían mantener ajenos con tanta facilidad. Esto se pudo ver en los batallas, frente a las Islas Malvinas y a Coronel, en Chile, en las que no se respetó la neutralidad de Argentina y Chile.

Los barcos alemanes y austriacos no podían llegar porque los ingleses bloqueaban las vías marítimas. También se redujo el tráfico de noticias porque regía un embargo. Se transportaba mercancía, pero solo la que se consideraba vital para la guerra, como el salitre de Chile, el estaño de Bolivia y la carne de Argentina. No así productos como las bananas de América Central o el café de Brasil.

Muy pronto se sintieron los efectos económicos y con ellos llegaron los conflictos sociales. Los pobres y las clases medias fueron los más perjudicados por la escasez. Al mismo tiempo dejaron de llegar inversiones de Europa. Todo esto generó una situación muy dura. Hubo huelgas en 1916 y 1917 y las tensiones sociales se agudizaron.

Un tercer aspecto fue el de la propaganda. Latinoamérica fue un escenario muy disputado en el que los aliados y las potencias imperiales trataron de ganarse las simpatías. Esto llevó a una cobertura muy distorsionada que fue recibida con enorme interés.

dpa: ¿Estamos hablando de ‘fake news’ en la Primera Guerra Mundial?

Rinke: Yo diría incluso que la Primera Guerra Mundial fue el ‘big bang’ de esta forma de guerra propagandística. Porque por primera vez la gente tuvo acceso casi a diario a información no solo escrita sino también a imágenes. En la ciudad ecuatoriana de Cuenca había en 1914 varios periódicos que salían tres veces por semana con cuatro páginas y tres de ellas estaban llenas de reportes de la guerra en Europa.

Esto muestra el gran interés de América Latina, un interés que atravesaba las distintas capas sociales. Hasta los lustrabotas tenían que estar al tanto para no perder clientes porque éstos querían estar sentados cómodamente y enterarse de las últimas noticias.

dpa: ¿En qué medida influyó la Primera Guerra Mundial en la gestación de las identidades de los países latinoamericanos como nación?

Rinke: Fue una experiencia revolucionaria. Desde principio de siglo se criticaba esta postura de seguir siempre el modelo europeo. José Martí, José Enrique Rodó y otros alzaron la voz, pero a través de la guerra todo cobró una nueva dimensión. Porque vieron a sus admirados europeos sumirse en la barbarie en un santiamén.

Eso llevó a una necesidad de mayor introspección en América Latina. La gente se preguntaba hacia dónde ir porque Europa ya no les servía de ejemplo (…) Estos fueron también los comienzos de los movimientos indígenas como en Perú y en México (…)

El movimiento feminista recibió un gran impulso al igual que el movimiento estudiantil como el gran movimiento de 1918 en Córdoba, Argentina, que se expandió a nivel transancional y que influyó con sus demandas de reformas no sólo en el ámbito universitario sino en la sociedad en general. Todo esto tiene origen, por lo menos indirectamente, en las experiencias de la Primera Guerra Mundial y en el ocaso de los viejos modelos.

dpa: Fue un «momento global», como usted lo describe en su libro. ¿Qué papel jugó el militarismo europeo de entonces en América Latina?

Rinke: La mayoría de los grandes Estados latinoamericanos mandaron a sus agregados militares al frente para informarse sobre la estrategia bélica (…) Es interesante que precisamente entre los militares había muchos simpatizantes del Imperio Alemán, mientras que la gran masa de la población era más bien francófila (…) Los militares siguieron con mucho interés la revolución en Alemania después de la guerra [de la que surgió la República de Weimar] y cómo parte de los soldados se radicalizaron y se sumaron a la revolución y otros la combatieron en los llamados cuerpos de voluntarios (…) En los años ’20 reclutaron asesores militares de Alemania pese a que el Tratado de Versalles lo prohibía y aprendieron de ellos, por ejemplo, cómo sofocar los llamados disturbios internos.

dpa: ¿Cómo cambió el papel de Estados Unidos en relación a América Latina a consecuencia de la Primera Guerra Mundial?

Rinke: Estados Unidos tenía una fuerte presencia en el Caribe y en México desde hacía tiempo. Vio la oportunidad de expandir su influencia hacia el sur y se hizo con las rutas comerciales que los europeos habían dejado de operar (…) Tras la guerra, Estados Unidos se convirtió en la principal potencia en términos de relaciones económicas con los latinoamericanos con excepción de Argentina, para la cual los británicos siguieron teniendo importancia durante algunas décadas (…) La preponderancia estadounidense también llegó hasta el ámbito político.

STEFAN RINKE es profesor titular de la cátedra de Historia Latinoamericana y director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín.

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