21 cosas que te sorprenderán como español en Alemania en tu primer año aquí

Hace tiempo que no actualizamos nuestra galería de fotos “ALEMANADAS” en la comunidad de Españoles en Alemania en Facebook. Pero para despedir el año, os hacemos un repaso de esas cosas que sorprenden a propios y extraños cuando llegan aquí, a un país moderno, organizado y Europeo que tiene algunas diferencias con España. Si te atreves a contarnos alguna más, no dudes en escribirnos para contarnos tu experiencia.

1- De Amigo a Novio en un momento

En alemán, la palabra Freund /froind/ puede significar tanto novio como amigo, dependiendo de la frase y el contexto. Y debes estar atento porque la diferencia es muy sutil. “Er ist ein Freund” significa Él es un amigo pero “Er ist mein Freund” quiere decir Él es mi novio. ¡Ten cuidado! ¡Aquí una sola letra te separa de la Friendzone!

2- Saludar con un “Abrazo Koala”

Es de sobra conocido que los dos besos están poco extendidos por el norte de Europa. Para saludar a alguien de primeras en Alemania, te das la mano floja y poco más. Si ya coges confianza, puedes ser majo y saludarle con un abrazo. Pero…. ¡cuidado! No un abrazo cualquiera. Aquí se practica el denominado “abrazo Koala“:  un abrazo formal sin apretar demasiado y dejando algo de aire entre brazo y espalda. Si ya quieres demostrar mucho cariño, puedes frotar con la mano un par de veces dando palmaditas. Pero un abrazo a la española, de esos de apretar hasta quedarse sin aire y que el otro se levante del suelo dando saltitos, igual no se lo toman tan cariñoso.

3- Cuidado con los impuestos

Alemania tiene un alto nivel de vida, sueldos decentes y muy buenos servicios sociales. Pero a cambio también se pagan muchos impuestos. Para que te hagas una idea, en esta tabla se muestran los impuestos aplicables a un joven soltero y sin hijos, según los ingresos brutos:

Bruto mensual

Neto mensual

Impuestos

1500 €

1089 €

27,4 %

2000 €

1353 €

32,35 %

2500 €

1614 €

35,44 %

3000 €

1864 €

37,87 %

Los datos son una estimación, ya que el cálculo va a depender de la región donde vivas, estado civil, religión, etc. En cualquier caso, prepárate. Si quieres calcular tus impuestos en Alemania, puedes hacerlo a través de este enlace aquí

4- Olvida tus zapatos

Al entrar en una casa, no te sorprendas si te piden que te descalces. La gente suele tener un cajón a la entrada lleno de pantuflas, crocs o zapatillas de cuero para que te cambies los zapatos y nos les manches el suelo. La idea está bien pensada, así te evitas el fregar cuando ha llovido en la calle. Lo malo es cuando el suelo de la casa está helado, o si a alguien le cantan los pinreles…

5- Vegetarian friendly

En España ser vegetariano es todavía una aventura. Quizá no en las grandes ciudades, pero si te vas al bar de algún pueblo de Cuenca y dices que no comes carne ni pescado, igual se piensan que tienes algún tipo de alergia. La oferta gastronómica va en consonancia y resulta difícil encontrar un menú con opciones vegetarianas más allá de la ensalada y el pan.

En Alemania el vegetarianismo está más extendido, y las opciones alternativas en el menú suelen ser mucho más abundantes. Además, si vas a una barbacoa o a una cena de amigos, la gente suele contar con ello y normalmente tienen una opción sin carne. Sin embargo, su oferta cárnica es también menos abundante y echarás de menos los jamones colgando del techo, el lomo embuchado o la morcilla de Burgos.

6- ¿Dónde está el marisco?

Aquí hay menos mar que en nuestras latitudes y eso se nota en el súper. Acostumbrados a la pescadería surtida en cualquier Carrefour o Mercadona, la oferta del REWE se queda muy muy corta. Aparte de salmón, trucha y algunos platos preparados, te será difícil ver otro tipo de pescado fresco sobre hielo picado. De marisco ya ni hablemos: olvídate de mejillones, almejas, cigalas, percebes… Si no das con una tienda especializada, tendrás que tirar de latas o congelados y encargar a mamá un buen surtido para tu próxima visita a casa.

 

7- ¡No me grites! – ¡No te oigo!

Si algo nos caracteriza a los españoles es nuestra capacidad de montar barullo y jaleo en cualquier lado, ya sea en un restaurante, un vagón de tren o en la cola del súper. Si hay 2 ó más españoles hablando te vas a dar cuenta en seguida.  Debe ser que nos hemos criado en un entorno de alto volumen, pero está claro que cuando hablamos entre nosotros hacen falta más decibelios en la conversación. Basta con hablar con tu madre por Skype para que tu compañero de piso te diga “Scheiße! Du bist sehr laut!”.

8- Ni una lata por el suelo

La eficiencia y ecología alemana se demuestran claramente con su sistema de retorno para botellas o Pfand. Si compras una bebida, te cobran 8, 15 o 25 céntimos por el envase, cantidad que recuperarás al devolverlo en la tienda. Aunque muchas veces terminan apiladas en un rincón de la cocina y ya se devolverán solas algún día por arte de magia. Si por descuido acaban en la calle, aquí llegan los “pfanderos”: señores que, cargando un par de bolsas y linterna en mano, recogen estas botellas para sacarse un sobresueldo. El resultado: difícilmente encontraras una lata o botella tirada por ahí.

9- A esta NO invito yo

Cena de navidad, 20 personas a la mesa y llega la cuenta. Viene el camarero y le dices que cada uno va a pagar lo suyo, que te haga él los cálculos y os vaya cobrando uno por uno. ¿Qué cara te pondrían en un bar de Madrid? Aquí no, aquí el zusammen oder getrennt (pagar todo junto o por separado) se estila en cualquier restaurante. Esto es un buen revulsivo contra los colegas gorrones del “anda-págame-tú-ésta”.

10- Éste es mi huerto

¿Vives en la ciudad pero siempre soñaste con tener un huertecito? No problemo! Por todos lados hay parcelas en alquiler a través de una asociación de jardineros o Kleingartenverein. Además de tus tomates y lechugas, puedes montarte tu caseta de madera y así tener un lugar de siesta y barbacoas, por ejemplo para esos domingos donde no hay nada que hacer. La única pega es la lista de espera que tienen, igual pasan años hasta que te puedan hacer un hueco.

11- Silencios (in)cómodos

Estar con otra persona durante varios minutos sin decir una palabra puede resultar algo embarazoso. De ahí nuestra manía por sacar temas tipo conversación de ascensor y no callarnos ni debajo del agua. Con los alemanes no debes preocuparte por esto. Un silencio rara vez será incómodo, especialmente si estáis comiendo o viajando. Cuando nadie tiene algo interesante que decir, mejor callarse y pensar en tus cosas que forzar una conversación vacía. Parece raro, pero tiene sentido.

12- El váter con “platito”

Siendo éste el país de la ingeniería, habría que preguntarle a este señor en qué pensaba cuando se le ocurrió diseñar un váter con el desagüe al otro extremo, dejando una especie de bandejita. Aunque es más común en las casas antiguas, si vives en Alemania durante un tiempo te encontrarás con uno de éstos antes o después. No hace falta describir los inconvenientes de este “ingenioso” sistema. Creo que te los puedes imaginar…

13- A casa temprano, resaca sin daños

Plan estándar del fin de semana español: quedar a las 11, entrar al garito a las 2, que te echen a las 6 y llegar a casa a las 8-9. ¿Resultado? Sábado y/o domingo destroyer in the sofa y cuerpo-escombro que dura hasta el lunes. Aquí se lo plantean mejor: a las 9 te juntas, a las 12 lo estás dando todo y a las 3 puedes estar en la cama tras una buena noche de fiesta. 2 litros de agua y 8 horas de sueño después, estás listo para sacarle productividad al finde. Así sí.

14- El súper de la cerveza

Si necesitas comprar bebida y sólo bebida, aquí tienes la tienda perfecta: el Getränkemarkt. Además de cervezas de toda marca, graduación y lugar, tienes zumos, refrescos y alcohol más duro a precios generalmente más económicos que un supermercado normal. Y todo ello bien ordenadito estilo almacén, para que llegues con el coche y te lleves las botellas a cajas. Si vas a montar una fiesta en casa, ésta es tu parada indispensable.

 15- Un IKEA en cada esquina

¿Te acabas de mudar y necesitas muebles para llenar tu habitación de estudiante? No hace falta gastarse un dineral. Sal a la calle, busca un punto de Sperrmull y llévate lo que quieras. Cuando alguien se cambia de piso o se cansa de sus muebles viejos, sacan todo a la calle y se queda allí durante un tiempo hasta que viene un camión a recogerlo. Aunque muchas cosas están realmente para tirar, si tienes suerte puedes encontrar muebles en muy buen estado y llevártelos a casa GRATIS. Incluso en algunos electrodomésticos dejan un cartel donde pone «Funciona». Además es una práctica común entre la gente, así que no te van a tachar de vagabundo

OJO: ¡Que sea gratis no quiere decir que sea útil! Cuidado con adquirir algún síndrome tipo Diógenes y cogerlo todo porque es gratis. Más de uno acabará con la casa hecha un vertedero.

16- El vecino es mi doctor

Si te levantas un día con gripe y necesitas pedir la baja, no hace falta ir hasta un hospital o ambulatorio. Aquí hay pequeñas clínicas privadas por todas partes y seguramente en tu barrio tendrás un médico de familia. Con tu tarjeta del seguro médico (Krankenkasse) no tienes más que ir a que te diagnostiquen y volverte a casa. Fácil y sin demasiada espera. Además, tú puedes elegir qué médico quieres y ellos también se llevan su parte del pastel de la aseguradora, así que procuran ser amables y no ponerte muchas pegas.

 17- Las bicis primero

¿Te imaginas bajarte toda la Castellana de Madrid en bici? Yo una vez lo hice y casi muero en el intento. Por suerte aquí las bicicletas están mucho mejor consideradas y cuentas con carriles y semáforos adaptados. Además, si vas delante de un coche en una calle estrecha y por tu culpa tiene que ir más despacio, esperará pacientemente a que te eches a un lado o dobles la esquina. ¡Casi nunca te van a pitar!

18- No sin mi perro

El mejor amigo del hombre está muy bien visto por aquí. En general los educan como es debido, recogen lo que dejan y se cuidan de que no moleste al personal. De hecho es fácil encontrártelos en el metro, bañándose contigo en un lago o esperando pacientemente a la puerta del súper. Además, la proporción de esa clase de perro-pequeño-y-feo-que-no-para-de-ladrar es por suerte mucho más reducida

19 – Planes bien planeados

Para bien o para mal, la espontaneidad está poco extendida en cuanto a planes se refiere. Si vas a organizar algo, mejor que se haga con tiempo e invitación por escrito de por medio. Teniendo un plan preparado, una lista de asistentes y una hora establecida, parece que la gente se siente más cómoda y segura.

Ventajas: las cosas salen bien cuando están bien planeadas. Inconvenientes: se echa en falta esa emoción de la juerga improvisada y el plan de última hora…

20- ¿Beber en la calle? ¿Por qué?

En Alemania no tienen ley antibotellón. No la necesitan. Aquí puedes irte con 20 amigos a cualquier parque con tus litros que la policía no te va a decir nada. ¿Y por qué no lo hace la gente? Sencillo, aquí a los 18 muchos se van fuera a estudiar o trabajar. O sino los padres ofrecen un rincón para la pre-party, así que siempre hay alguna casa a la que ir. Coméntale a un alemán que en febrero te vas a un parque a beber con todo el frío, y encima te pones cubitos de hielo. ¿Qué cara pone?

21- ¡No te olvides el verbo!

El alemán es un idioma muy divertido, sobre todo cuando te toca empezar con más de 25 años y aprenderlo en 6 meses… Pero si hay algo que nos cuesta comprender es por qué se empeñan en dejar el verbo al final, así no sabes de qué están hablando hasta que terminan la frase.

Por ejemplo, para decir:
“¿Sabes que yo me voy a la playa mañana por la mañana con mi hermano en su coche?”
En alemán dicen algo así como:
“¿Sabes que yo a la playa mañana por la mañana con mi hermano en su coche me voy?”

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Colonia – Vie, 23.12.22, 13.01 pm

 

 

 

6 COMENTARIOS

  1. Siento trollear pero no sería “¿Sabes que yo a la playa mañana por la mañana
    con mi hermano en su coche me voy?”, ya que la traducción es «Weißt du
    schon, dass ich morgen früh mit meinem Bruder in seinem Auto zum Strand
    fahre?» que sería «¿Sabes que yo mañana por la mañana con mi hermano en su coche
    voy?». Hay que seguir esta orden: Tiempo | Modo | Lugar (por lo que lugar va en último lugar, justo antes del verbo)

  2. Hay una cosa que pocas veces he leído y ya me ha ocurrido varias veces. Estas en el baño de la empresa en donde trabajes y de repente entra el super jefe, se pone a mear a tu lado y a pedorrearse como un animal. Tu no sabes hacia donde mirar, ni que decir, por lo que al final optas por callar y no levantar la mirada. La misma situación pero siendo un subordinado el que la hace, también es aceptable y no ocurre absolutamente nada, totalmente aceptado. Esto me resulto muy curioso pq jamas habia vivido algo similar en España. Ale saludos desde Alemania

  3. Me parto de risa !!!! Tienen ustedes toda la razón … 😉 yo siendo «hamburguesa» por los cuatro costados viviendo en España por más de 20 años les podría contar cosas que muchas veces – y aún después de tanto tiempo – me llaman la atención – no se lo creería nadie de mis compatriotas 😉 En fin, me encanta el artículo !!!!!

  4. Lo del «Sperrmüll» no es completeamente correcto. Se sacan las cosas viejas la noche antes de que pase el camión de la basura. La ciudad donde vives es la dueña de la compañia basurera y en el momento que sacas tus muebles etc a lacalle pasa a ser propiedad de la compañia, sí tienes mala suerte y te pillan cogiendo algo, estas «robando», porque ya no es tuyo.

    Respecto al pescado y el marisco hay pescaderias cómo » Nordsee» etc… y hay mejillones,gambas ,,, no al precio de España pero lo hay.
    Y en todas las ciudades un poco más grandes existen excelentes tiendas españolas, el marisco es congelado pero se puede comer.

    Yo he nacido aqui y hemos sobrevivido también:-)