El francés que se radicalizó en la cumbre del G20 por amor

amorLas imágenes de los tribunales de Hamburgo mostraban a un joven sonriente y con los puños en alto en señal de triunfo.

El francés Simon D. acababa de ser condenado el viernes a un año y cinco meses de libertad condicional y al pago de 500 euros (600 dólares) a la caja de viudas y huérfanos de la policía de Hamburgo por haber arrojado seis botellas a los agentes durante una protesta contra el grupo de los veinte principales países industrializados y emergentes (G20).

No era la condena la razón de su júbilo sino el hecho de que su cara se hiciese pública y que pudiese facilitarle el objetivo que lo llevó a sumarse a las manifestaciones en la cumbre de julio pasado en Hamburgo: encontrar a Naomi, la chica de la que se había enamorado perdidamente.

El acusado, que cumplía prisión preventiva desde el 7 de julio, admitió al comienzo del juicio todos los cargos y contó su singular historia a los atónitos jueces del tribunal hamburgués. «Tres días antes (del G20) estuve en el festival Boom en Portugal. Allí conocí a Naomi. Trabaja para Greenpeace y quería ir al G20. Tenía que encontrar a la chica. Era un acto por amor», se justificó el joven oriundo de Nancy, en el norte de Francia.

Y como no tenía ni información de la chica ni datos de contacto, decidió viajar a Hamburgo de forma espontánea.

«¿Y usted creía que podría encontrar a la chica en la cumbre del G20? Menuda ocurrencia», le preguntó el juez. «El que no arriesga no gana», contestó. «Tiene razón», asintió el magistrado. «Usted no es uno de esos buscapleitos itinerantes», sostuvo el juez reconociendo que creía la historia pese a que estaba cargada de ingenuidad.

QUIERO ENCONTRAR A NAOMI

El magistrado recordó que a diferencia de los manifestantes violentos del llamado ‘Bloque negro’, que marcharon vestidos de negro y con máscaras y pasamontañas para taparse la cara, el joven francés llamó la atención por su camiseta blanca con la inscripción en letras plateadas: «I want to find Naomi. Boom Festival» (Quiero encontrar a Naomi). Además, Simon D. llevaba un bolso de colores y un animalito de peluche que permitió a la Policía identificarlo con rapidez.

El joven argumentó que se descontroló poco después de que los policías hubieran arremetido contra los manifestantes que se negaban a descubrirse la cara y lo rociaran con gas pimienta. El juez no descartó que también la Policía no se hubiera comportado correctamente. «Sin embargo, al mismo tiempo, no puedo aprobar su reacción».

Simon D. se mostró arrepentido de haber atacado a los agentes arrojándoles seis botellas y pateándolos al resistirse a ser detenido. «No haré nunca más algo que me conduzca a este infierno», dijo sobre su estancia de dos meses en la cárcel.

El enamorado aceptó sin chistar la condena. De momento, quiere volver a vivir con su madre y convertirse en horticultor de productos orgánicos. A los fotógrafos les pidió expresamente que lo retratasen, algo inusual en los tribunales. «Quizás así encuentre a mi Naomi».