viernes, abril 19, 2024
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Pueblos alemanes con mucho encanto

Si estáis pensando en hacer una escapada y conocer algún rincón de Alemania menos urbano, aquí hacemos una recopilación con algunos de los pueblos más bonitos:

4783579548_959a6f820d_zOberammergau

Sus habitantes decidieron exhibir sus ramalazos artísticos en las fachadas de sus casas, haciendo de estas auténticas obras de artes de colores vivos, en claro contraste con las tonalidades naturales frías de sus alrededores. La mole en forma de teatro que preside su plaza central se debe a la famosa representación de la Pasión de Cristo que ha colocado a Oberammergau en el listado de peregrinaciones contemporáneas.

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Es la única población fortificada cuya muralla se puede circunvalar completamente de toda Alemania. Cuando el visitante se cansa de mirar tanto sus muros defensivos, se llega a las puertas y a las torres llamativas que monopolizan su skyline. Y sin embargo, el Nördlinger intramuros pasa de homenajear a la época de caballeros y princesas para presentarse como una ciudad burguesa amante de las mansiones renacentistas y barrocas.

14878345447_f8649a3ed2_zMurnau

Esta población alegre, pegada al lago Staffelsee, es mucho más que un pueblo ribereño risueño y simpaticón. Además, el hecho de que esté prácticamente reconstruida tras un incendio en el siglo XIX podría sacarla de cualquier ranking. Ésta es la población fetiche para los primeros expresionistas alemanes, que la recrearon en diferentes cuadros.

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Altötting se ha ganado el corazón de los bávaros gracias a una talla milagrosa situada en la Capilla de la Gracia (Gnadenkapelle). Y alrededor de este imán para la religión, poco a poco se fue levantando un pueblo acorde con su potencial: barroco, monumental y diseñado para acoger a masas, de ahí sus grandes praderas. Pero a esta artificialidad hay que sumarle la vida que respira este municipio autosuficiente y otras anécdotas como es conocer dónde se encuentra enterrado el corazón de Luis II, el Rey loco.

16401238496_6b43bd1e56_zMittenwald

Mittenwald se levanta entre los límites naturales de los Alpes, donde ya no se puede construir un pueblo, y la eterna Baviera que se contempla a sus pies. Es un lugar de bellas construcciones que ejemplifican la sensibilidad artística de sus habitants y es conocida en todo el mundo por ser una de las grandes ‘fábricas’ de instrumentos de cuerda. La Lüftmarelei y la iglesia de San Pedro y San Pablo se acaban erigiendo como los puntos claves.

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Es una isla en el Lago Constanza que no tiene una calle recta y posee un puerto flanqueado por un gran faro y un león. Terrazas, Biergartens y veleros que zarpan hacia el lago más grande de Alemania. Pero también es cultura, con un ayuntamiento de fachada policromada y un monasterio origen del actual municipio.

248114758_94eab60bac_zDinkelsbühl

Su catedral del Siglo XV y el Castillo (a la que vez que sede) de la mítica Orden Teutónica hacen de Dinkelsbühl un lugar inalterable por el tiempo. Como curiosidad moderna, aquí está el museo de la tercera dimensión lleno de hologramas e ilusiones ópticas que predecedieron a Avatar.

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El bonito por excelencia, el más postalero y probablemente el más visitado de todos. Su icono, la fotografía que se hace en la Spitalgasse, con las fachadas de colores y las torres-vivienda que convierten a las calles en pasadizos. Rothenburg repite la fórmula del éxito en Baviera: una apariencia exterior medieval y pedregosa con un casco histórico mucho más alegre, rococó y delicado. Su ayuntamiento invita a las celebraciones de bodas civiles mientras que la antigua cervecería es un homenaje arquitectónico a la birra.

7526820502_177d8db841_zHarburg

En plena ruta romántica aparece este pueblo pegado a un castillo. Pero además de esta inmaculada construcción con tejado naranja, Harburg tiene otras razones para estar en este listado, como sus viejos puentes de piedra, su antigua sinagoga y todo un casco histórico que nada tiene que envidiar a la icónica fortaleza. De hecho, hasta Michael Jackson aseguró que se trataba del «castillo de mis sueños» y trató de comprarlo en varias ocasiones.

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A este pueblo se llega porque es el paso inevitable hasta llegar a Neuschwanstein. Pero antes de subir hasta el Mariebrücke y excitarse con la belleza del castillo, Schwangau tiene mucho más que ofrecer. Desde casas como la Jägerhaus hasta pequeñas maravillas naturales como el Alpsee que se puede disfrutar dando un paseo en barca. Y en lo más alto del pueblo brilla el amarillo sorprendente del castillo de Hohenschwangau, el primero de la zona y la residencia de Luis II.

Si te ha interesado, puedes consultar también Pueblos con Encanto (Parte II) y Pueblos con Encanto (Parte III).

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