Llegamos a Heidelberg por carretera, ya que, pese a ser una de las principales ciudades en cuanto a interés turístico de Alemania, carece de aeropuerto internacional. En realidad Heidelberg es una pequeña ciudad de Baden-Wurtemberg con menos de 150.000 habitantes que ha ganado su fama en el mundo gracias a la cultura y el conocimiento. Heidelberg es una ciudad de sabios. Su universidad, la más antigua de Alemania y una de las más antiguas del mundo (fundada en 1386 por el príncipe elector Ruperto I del Palatinado), ha albergado las cátedras de algunos de los principales filósofos y científicos del país, como Hegel, Habermas o Weber, entre otros.
Quizá lo primero que llama la atención al aproximarse por carretera a la ciudad de Heidelberg son las indicaciones que nos señalan el camino al cuartel general del ejército de Estados Unidos. Heidelberg fue una de las primeras ciudades alemanas en caer bajo el control de las tropas americanas en la II Guerra Mundial. Dado su carácter simbólico y su buena ubicación geográfica, Estados Unidos decidió convertirla en su cuartel general en Alemania, y así continuó siéndolo hasta septiembre de 2013.
Tras recorrer el tortuoso sendero filosófico las fuerzas flaquean, pero si cruzamos el puente antiguo de Carl Theodor (Karl-Theodor-Brücke o Alte Brücke), rodeado de esculturas y coronado por unas magníficas torres, recobramos la energía para visitar una ciudad cargada de historia. Destacan los edificios universitarios, entre los que se encuentra la Prisión de los Estudiantes (Studentenkarzer), donde se encerraba a los estudiantes díscolos, las fachadas barrocas de comercios y hoteles como el Zum Ritter y la Iglesia del Espíritu Santo en la plaza del Mercado (Heiliggeistkirche). Todo ello a lo largo de una misma calle peatonal turística y comercial, la calle Principal (Hauptstraβe).
Autor: Eduardo