Un mito y un hito: 60 años de la píldora anticonceptiva en Alemania

SIMBÓLICO – Una caja con píldoras anticonceptivas. Foto: Annette Riedl/dpa

 Hace 60 años llegaba a Alemania un invento revolucionario: el 1 de junio de 1961, la farmacéutica Schering lanzó al mercado de Alemania occidental la primera píldora anticonceptiva llamada «Anovlar».

Cuatro años después, en Alemania oriental, en 1965, le siguió la «Ovosiston» de Jenapharm.

Antes de eso, en la Alemania de postguerra, el sexo era un tema tabú. No se hablaba sobre eso. Casi no había educación sexual. Cuando las parejas querían tener relaciones, muchas veces lo hacían con miedo, temerosas de un embarazo no deseado. Los métodos anticonceptivos eran mal vistos. Las parejas debían «tener cuidado» o utilizar preservativos si no querían tener hijos.

Hoy en día es una situación casi imposible de imaginar: el envase blanco y verde de la «Anovlar» en principio era solo para mujeres casadas. Quien tuviera la intención de conseguirlo, dependía de la buena voluntad del médico, que en aquel entonces aún era una especie de «semidios», recuerda Beate Keldenich, que como médica investigó la historia de la píldora anticonceptiva en Alemania.

Con la píldora, la sexualidad definitivamente dejaba de estar únicamente vinculada a la reproducción. Antes de que existiera, muchas mujeres padecieron a causa de los embarazos no deseados.

Según Keldenich, tras su implementación, la cifra de abortos se redujo considerablemente. Y la píldora ayudó a colocar la sexualidad en la luz pública. «Antes no había lenguaje para eso», comenta.

La píldora anticonceptiva se hizo conocida en Alemania en los 60 especialmente a través de la propaganda boca-a-boca. Sus detractores temían una decadencia de las buenas costumbres. El papa Pablo VI estigmatizó en 1968 como pecado los métodos anticonceptivos y la planificación familiar en su encíclica «Humanae vitae».

Hasta hoy, la píldora sigue disgustando a los católicos estrictos.

En los años de la revuelta estudiantil de 1968 fue parte de la liberación sexual. La feminista Alice Schwarzer la calificó en una ocasión de «hito en la historia de la emancipación de las mujeres».

El movimiento feminista de los 70, sin embargo, también mostró su descontento con esta intervención en el cuerpo de la mujer. «¿Por qué la mujer es responsable de la anticoncepción? ¿Dónde está la píldora para el hombre?». En la actualidad, sigue sin existir.

También se habló mucho de la caída en la tasa de natalidad vinculada a la píldora. Beate Keldenich, sin embargo, no considera que haya sido la causa principal. En su opinión, funcionó como catalizador de evoluciones que de todas maneras se estaban dando en la sociedad. 

Había diferencias entre el este y el oeste. En la República Democrática Alemana la píldora se difundió masivamente y desde 1972 no tenía costo para las mujeres. En el este, muchas medidas beneficiaban a la familia. Y en el socialismo había un especial interés en la mujer como fuerza de trabajo.

El químico Carl Djerassi (1923-2015), uno de los inventores de la píldora, rechazaba la calificación de «píldora anti-bebé». Para él, era un instrumento «para las mujeres».

La investigación sobre la anticoncepción hormonal ya existía desde hace décadas antes de que en Estados Unidos saliera al mercado en 1960 la primera píldora.

Incluso al final, Djerassi se asombraba por cómo evolucionó. «Nadie imaginó que alguna vez las mujeres la utilizarían tanto». Su mérito fue ser el primero en presentar un gestágeno oral sintético efectivo.

Berlín, 26 may (dpa)