Las reservas de mesas para la Oktoberfest crecen, mientras las autoridades son cautas, a la espera de una masiva campaña de vacunación que permita celebrar la tradicional fiesta popular alemana.
Nadie sabe aún en Alemania si este año se podrá celebrar la tradicional Oktoberfest en Múnich pero ya se empiezan a acumular las consultas para realizar reservas.
«La repercusión es muy positiva», afirmó el portavoz de los gastrónomos de las carpas cerveceras que se instalan en la fiesta de la cerveza, Peter Inselkammer. «La gente quiere venir», afirmó.
En cambio, en las reservas hoteleras se nota una mayor cautela. Según señalan las cadenas hoteleras y los portales turísticos, hay pocas reservas, contrataciones y consultas sobre posibilidades para pernoctar durante la época de la Oktoberfest.
La celebración de la Oktoberfest está prevista este año del 18 de septiembre al 3 de octubre.
Cerca de seis millones de personas suelen visitar Múnich durante las dos semanas que dura la fiesta popular más grande del mundo, en la que suelen beber cerveza, celebrar y cantar en carpas con espacios acotados. La fiesta podría convertirse en un evento súper contagioso sin una protección eficaz de vacunación.
Sin embargo, según Inselkammer, la gran mayoría de los invitados habituales ya se ha asegurado su lugar. El 95 por ciento de ellos ha pedido sus mesas tradicionales, al igual que en 2019.
«Solo muy pocos han cancelado», declaró el portavoz, quien precisó que la mayoría de las reservas proceden de huéspedes de Múnich y la región, pero también hay consultas del extranjero.
El portavoz estima que este año se podría realizar un festejo «fifty-fifty» (al 50 por ciento). «Tengo confianza, pero todo dependerá en especial de las vacunas», declaró Inselkammer.
De acuerdo a los dueños de las cervecerías, principios de junio representa el plazo límite para definir si se celebra o se suspende la Oktoberfest. En esa fecha «deberíamos contratar a las empresas de montaje», precisa Inselkammer.
La ciudad de Múnich definiría al parecer en mayo si aprueba la realización de la Oktoberfest. El alcalde Dieter Reiter anticipó que él no apostaría por una Oktoberfest en 2021. «Hay que ser muy escéptico», dijo.
El primer ministro de Baviera, Markus Söder, opina de forma similar. «Considero que el escepticismo del alcalde es absolutamente justificado y lo comparto, aun cuando hoy no es posible emitir todavía una valoración definitiva», expresó.
«Una versión reducida no es una Oktoberfest. No queremos eso», dijo el portavoz de los gastrónomos. «El uso de mascarillas, tener lugares limitados y mantener el distanciamiento en la carpa no tiene sentido económico y además no es una fiesta como nosotros amamos y deseamos. No es divertido», expresó.
Una nueva cancelación de la Oktoberfest le costaría mucho dinero a los dueños de las tradicionales carpas cerveceras. Inselkammer estima que los costos de funcionamiento sin Oktoberfest ascienden a 400.000 euros (471.000 dólares). El valor económico de la mayor fiesta popular del mundo es de 1.200 a 1.300 millones de euros.
Múnich, 5 abr (dpa)